Cambio climático en Chile: Cómo la fruta nos habla del futuro que se viene en 50 años

Fenómenos inusuales ¿Nos quitan nuestro sol?

Para nadie es una sorpresa que los eventos climáticos fuertes han incrementado en este último tiempo. Basta prender la televisión para ver imágenes de inundaciones en Francia, huracanes que llegan uno tras otro a las costas del atlántico norteamericano y granizos del tamaño de una pelota de tenis en lugares insólitos.

De eso sabe la Federación de Productores de Fruta (Fedefruta). Su presidente, Jorge Valenzuela, cuenta que los eventos climáticos fuera de estación son especialmente complejos para la agricultura. Su incidencia, de hecho, aumentó más de un 100% en la última década. "No nos olvidemos de las lluvias de diciembre de 2012, las de noviembre-diciembre 2014, que "partieron" las cerezas en plena cosecha y disminuyeron su exportación. Tampoco, de las heladas de 2013, que cambiaron el mapa frutícola de algunas zonas tradicionales", dice.

Además, hay posibilidades concretas de que los eventos en zonas insólitas crezca de sobremanera. Arica, por ejemplo, sería una zona especialmente sensible, ya que en la época invernal está encargada de abastecer a todo el consumo interno con ciertos productos. ¿Qué pasaría si graniza en el extremo norte? Por ejemplo, podría darse que la cosecha de tomates se vaya a la basura, y que a su precio se dispare en todo el país.

Raúl cordero, académico del departamento de Física de la U. de Santiago, y líder en el estudio atmosférico en la Antártica, agrega que el calentamiento desigual entre los polos produce cambios entre los patrones de nubosidad. "Hace un tiempo caracterizamos el potencial solar de Chile, que es mucho. Ahora estamos tratando de proyectar si ese recurso va a aumentar o va a disminuir en las próximas décadas. Una consecuencia catastrófica sería que las nubes, de aquí a 50 años, se trasladen al Desierto de Atacama y, por ende, todo el esfuerzo por proyectos solares en esa zona deba migrar".

Ríos secos, plantas agónicas 

El gremio frutícola sabe que la gestión del agua será crucial para mantener el gremio a flote. Por lo mismo, piden "medidas de protección hídrica, como la concesión de embalses de cabecera entre Valparaíso y El Maule, proyectos de desalinización de agua de mar para riego y la infiltración de napas, entre otras", según dice Valenzuela, presidente de Fedefruta.

Fedefruta dice que los más de diez años de sequía en la provincia del Limarí, Coquimbo, fue el hito que los hizo caer en el cambio climático. De allí que los ríos importantes luzcan su caudal mínimo en 30 años, como el Cachapoal. Por la escasez de agua, en los últimos tres años las hectáreas de paltos descendieron de 5 mil a 4 mil hectáreas y, en su lugar, la superficie de mandarinas creció un 43%, dado que requieren menos agua.

Giovanni Calderón, director de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo, señala que "hay proyecciones que dicen que en la zona central, entre La Serena y Concepción, en los próximos 30 años podría aumentar la temperatura en 0,5º y eso implica menos agua. El mayor ejemplo de eso son las paltas en Petorca". Por ende, el retroceso del oro verde, más otros productos, podría modificar la dieta de los chilenos del futuro.

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