José Miguel Stegmeier: "No tengo dudas de que esta será la zona alimentaria de Chile"

20 marzo 2017

No hay por dónde perderse. Una sola hectárea de arándanos tiene la rentabilidad equivalente a cincuenta hectáreas de trigo. Si antes los productores dejaban sus cultivos para plantar eucalipto y pino, ahora la apuesta está en las frutas. La superficie frutícola se duplicó en 10 años y generó un boom de empresas orientadas a la exportación. Pero faltan políticas públicas que impulsen las inversiones en el campo, dice el empresario y representante del agro.

Una verdadera 'y silenciosa' revolución se está gestando en el agro regional. Factores como el cambio climático, los precios de las frutas en comparación con otros cultivos, las nuevas tecnologías de riego y de envases para la exportación han impulsado un paulatino aumento de las superficies frutícolas. En los últimos 10 años, el total de suelos dedicados a la producción de frutas se duplicó, pasando de 6,3 mil hectáreas a las 14,9 mil hectáreas de hoy. Esta realidad despertó el interés de un gran número de empresas de servicios orientados a los mercados externos. Combinado con la ganadería y la industria de productos del mar, este panorama inyectó optimismo al agro regional. Y todo indica, afirma el presidente de la Sociedad Agrícola del Bío Bío (Socabío), José Miguel Stegmeier, que Bío Bío se está convirtiendo en la principal potencia alimentaria de Chile.

- ¿Podríamos decir que la Región será el silo alimentario del país?

No tengo dudas de que esta será la zona alimentaria de Chile. No sólo Bío Bío, sino que la macrozona que incluye la parte sur del Maule, nuestra región y una parte de Araucanía. Esto tiene que ver con alimentos que se pueden procesar, productos agrícolas y ganadería, y fundamentalmente con énfasis en las frutas, es decir, toda una industria orientada al mercado exportador. Pero este escenario requiere que la capital regional perciba estas oportunidades, y entonces cambia la mirada hacia el futuro. Y así Concepción se transforma en una ciudad de servicios, comercio, portuarios, logísticos.

- ¿Esa visión está apoyada en hecho concretos o más bien es una expectativa de lo que podría pasar?

Lo que digo está apoyado en lo que ocurre en el mundo y en lo que está pasando en esa macrozona. Si pensamos en los efectos del cambio climático, Bío Bío va a tener condiciones más parecidas a las de la zona central, el norte del Maule, por ejemplo, y esto se traduce en que vamos a tener mayor cobertura para la producción de frutas. Es decir, territorio apropiado y buena cantidad de agua. El agua ya la tenemos, falta embasarla. Está todo para que seamos el centro de Chile en el tema alimentario. El mercado externo también está más o menos resuelto. Chile tiene una cantidad de acuerdos comerciales formidable. No hay otro país del mundo que tenga tantos acuerdos en relación al ámbito alimentario, ningún país tiene tantos mercados abiertos.

- En logística, ¿Cómo estamos?

Ese es un tema importante porque tenemos especialización de los puertos. En madera, en frutas, y son expeditos. Pero deberían abrirse más al mundo agrícola. Hay frutas que son commodities, como la manzana, la nectarina, la ciruela. Otras son exquisiteces y por ende tienen mucho valor agregado, como arándano y cereza. Para el cultivo de esas frutas es clave un sistema logístico expedito y en eso podemos mejorar.

- ¿Y en materia de políticas públicas?

Creo que estamos equivocados con el rumbo de las reformas. En vez de potenciar las inversiones, están mermando el interés en invertir en el campo. Mire el caso del agua. El agricultor tiene un derecho de propiedad que le sirve para regar, hacer inversiones, y como garantía para pedir un crédito. Un campo que tiene riego vale cuatro o cinco veces más que un campo del secano. El agua es un patrimonio importante. Y eso todo se estaría restando se son aprobados los cambios al Código de Aguas. Otro punto importante es entregar flexibilidad laboral. Tenemos que reconocer que la cosecha es una situación puntual durante el año y que hay que darle un código laboral que sea compatible con esas necesidades. Obviamente respetando todas las garantías y derechos de los trabajadores. Muchas veces los mismos trabajadores quieren más flexibilidad, porque hay momentos de la cosecha en que no se requiere una jornada completa. Respecto al agua, hemos construido por siglos un sistema de regadío, tenemos nuestras asociaciones de canalistas, juntas de vigilancia y administramos muy bien el agua. Cuando el Estado ha hecho eso, lo ha hecho mal. Nos ha pasado con el lago Laja, por mencionar un ejemplo. Siempre digo que toda vez que el Estado mete las manos, muchas veces mete las patas.

- ¿La Asoex se declaró favorable a cambios el Código de Aguas...

Creo que está muy equivocada, y además no es un gremio de los agricultores, sino que de los prestadores de servicios para exportaciones. No tiene que ver con el ámbito de la producción. Además, creo que no es una posición que sea de todos los socios de Asoex, sino que más bien de dirigentes. Por lo mismo se ha criticado mucho lo que dijo Ronald (Ronald Bown, presidente del gremio). Emitió su visión personal y no la de socios de Asoex. Tiene que aclararlo.

- Hace algunos años, muchos agricultores migraron de los cultivos tradicionales para la plantación forestal, dado que la rentabilidad era bastante más alta. Al parecer, hoy ocurre un regreso hacia el cultivo de alimentos. ¿Es así?

Así es. Hay una importante cantidad de hectáreas en Bío Bío que se reconvirtieron de vuelta a la agricultura. Hay suelos que no eran aptos para la agricultura y por ello se utilizaron para plantar bosque. Estos suelos, arenosos, hoy pueden ser utilizados a través de riego tecnificado para cultivos de maíz, remolacha, praderas, frutas. La tecnología nos entrega esa posibilidad. Es decir, hoy el suelo es importantísimo pero no es fundamental. De forma profesional se puede agregar todo lo que falta al suelo. Hay agricultores que han incorporado mucha tecnología, pensando en lograr un campo de alto rendimiento. El agricultor está obligado a tecnificar si quiere competir, con calidad y precios.

- Una de las demandas de los agricultores y creadores de ganado locales es lograr un mayor precio en la venta de sus productos. Es el caso de la uva y del leche, dónde los principales compradores son grandes empresas que, a juicio de los productores, imponen precios bajos. ¿Qué se puede hacer en estos casos?

Hay que aclarar esto. En el caso de la leche, las empresas arman su precio en base al precio del leche en polvo a nivel mundial. No es un tema que se define internamente. Por un tema de sustitución de importaciones, así opera el mercado. Pero nuestro mercado no es de leche en polvo. Una parte sí, pero lo demás va para la producción de alimentos con más valor, como el queso, la mantequilla, el yogur, las cremas especiales. Ahí puede haber distorsión. De alguna manera no están reconociendo ese diferencial para estos productos. En el caso de la uva hay distorsiones y muchas veces se paga menos de lo que corresponde al productor. En eso está el hecho de que vendemos vino a granel para exportar. Lo otro pasa por un tema de marca, y nuestro vino, aunque sea de la misma calidad o incluso mejor, no se paga el mismo precio que para un vino francés. Se paga la mitad o menos. La única salida es que se reconozca nuestra uva país como valiosa, aplicar más tecnología y fortalecer nuestra marca de país y de nuestros productos.

- Puesto que usted participar en distintos gremios, ¿cómo evalúa la gestión del actual gobierno en estas materias?

Creo que lo está haciendo muy mal en relación con el campo. No ha planteado buenas reformas para el mundo agrícola. No ha hecho los embalses que prometió. Ahí está Punilla por hacer. Chile ha perdido espacio a nivel mundial. Nos cuesta explicar afuera cómo se está haciendo en Chile en materia de inversión y de programas de fomento. Estuve recientemente en Colombia en una feria agrícola y la verdad es que da una cierta vergüenza en contar lo que está pasando en Chile, que en lugar de apoyar al desarrollo y la inversión en el campo, están poniendo más trabas. Pero quiero destacar la gestión en Bío Bío. Hay que reconocer el trabajo del Gobierno Regional, que ha sido enorme para posicionar a la Región y al país.

- Sobre la creación de la Región de Ñuble, ¿qué opina?

Desde el punto de vista de una macrozona, perdemos peso como región al dividirnos. Ñuble se hace un daño, porque va a quedar como una de las regiones más chicas del país. Eso está ocurriendo porque perdemos el norte en materia política, olvidándonos de las comunas. Es nuestra culpa. Ahora, Ñuble tiene representante en el Parlamento, por ende también es responsabilidad de ellos no haber logrado que cambie esa relación un tanto centralista.

- En Los Ángeles, ¿también existe esa visión de que Concepción es centralista?

En Los Ángeles no se siente eso, porque hay un desarrollo agrícola y forestal muy fuerte y tiene una dinámica propia. La gente no se ha preocupado mucho de lo que pasa en estos temas.

Pero, sobre las políticas del Gobierno, quiero rescatar la relación con el ministro de Agricultura. Hemos tratado de avanzar y se ha hecho bien, pero las reformas que lleva el gobierno han entorpecido el trabajo, porque la agenda se va por otro lado. Especialmente este ministro es muy capaz, con larga experiencia, pero no ha logrado desempeñarse en toda su capacidad porque ha tenido que adoptar una agenda de reformas, que además son muy malas para el campo.

Tarea pendiente: foco en las comunas

Según Stegmeier, Concepción está atrapada en una "lógica de viudez". La capital regional construyó su tejido económico en base a industrias de sectores como el carbón, textil, que ya no están, y por ende sigue vinculada al pasado sin darse cuenta de las transformaciones ocurridas al interior de la Región.

"Probablemente sea esa una de las razones de que Ñuble se esté yendo", afirma el empresario. "Es decir, no se entregó una atención preponderante a lo que estaba pasando en el secano interior. Arauco es considerada una zona de conflicto, con todo el desarrollo forestal, y por lo mismo está cada vez más en la retina. Bío Bío y Ñuble quedaron un poco fuera. Pero estas dos zonas han hecho un salto enorme en materia de ámbito alimentario y se está generando una cantidad importante de productos exportables. A nivel regional, nos olvidamos de las comunas. Que lo más importante está en la comuna y la hemos abandonado. Se habla de lo regional, de lo nacional, de la provincia y no de las comunas".

- Sobre la industria forestal y el mundo agrícola: ¿Pueden convivir pacíficamente?

Hoy día se puede complementar la ganadería con la producción forestal, y generar por ejemplo una franja de cortafuego con praderas para ganadería y a continuación el bosque forestal. Se puede hacer las dos cosas. Hay proyectos, ensayos, y el Infor trabaja fuertemente en eso.

La ganadería que tenemos en Chile es libre de aftosa, lo que nos permite exportar carne de primer nivel. Fíjate que somos el país con la menor producción ganadera de Sudamérica. Lo poco que tenemos se exporta y a la vez importamos carne. Es un modelo que está funcionando y lo que reclamamos es que la carne que se importa tenga calidad sanitaria similar a la que producimos.

- ¿Cuál es el panorama tras los incendios de febrero?

En los campos, el impacto no fue tan grave. Hubo gente que perdió mucho bosque, muchas hectáreas que se quemaron. Pero en la agricultura no fue tanto. Eso es muy positivo, porque lo peor que puede pasar es que la gente quiera salir de su casa, de su campo, para ir a la ciudad por temor a porque vayan a quemar su casa, su bosque, sus máquinas. Eso ha pasado en la Araucanía. Lo grave es que si el agricultor abandona su campo, es muy probable que la generación siguiente no se quede en el campo. Eso ha pasado en otros países y es muy complejo porque resultan en más pobreza en las ciudades.

Diario Concepción