Sin margen para fallos

Hace unos años, cuando se hablaba sobre arándanos en Chile y el mundo se pensaba en una planta muy productiva, bastante rústica, sin mucha sofisticación. Pero desde ese punto hasta ahora se ha avanzado mucho en el cultivo y la industria, y hoy tenemos una amplia selección de variedades, muchas de ellas club, desarrolladas por las mismas compañías exportadoras. A raíz de este fenómeno, hemos visto ampliadas las zonas productivas hasta los lugares mas recónditos, muchos de los cuales he visitado durante mis años de trabajo.
Así como hemos visto florecer a esta parte de la industria, de la mano también ha crecido todo lo que dice relación con las tecnologías para lograr que nuestros blueberries viajen y lleguen bien, partiendo tímidamente con el uso de algunos productos que derivan de la uva y cerezas, bolsas de atmósfera, generadores, capuchones, variados tipos y concentraciones de gases al contenedor, una amplitud de bolsas perforadas y envases, lo que amplía la gama de embalajes que se multiplican al infinito dada la gran cantidad de clientes que disfrutan de este commodity alrededor del mundo los 365 días del año.
Con toda esa gran cantidad de información, debemos considerar que trabajamos con seres vivos, que se comportan distinto dependiendo del lugar del mundo donde se cultiven. Los arándanos son una especie noble, pero si consideramos estos factores, podemos decir que nuestras opciones van al infinito.
Es increíble pensar que podemos llegar al otro lado del mundo, con fruta de 40 o 50 días, ¡casi como recién cosechada! Eso ya es una realidad, las tecnologías de postcosecha lo hacen posible y ese ha sido mi norte estos años: visitar distintos lugares alrededor del mundo, comparar mismas variedades, diferentes condiciones y probar tecnologías es algo fascinante, pero verlo hecho realidad es aún más.
Retomar el rumbo
Estos últimos meses no han sido fáciles para la industria de los blueberries en Chile. Cuando leemos las líneas anteriores, pensamos en lo que logramos, pero lo cierto es que debemos tratar de retomar el rumbo, considerando la base con la que hoy contamos. Consideremos que, como hijos del rigor, hemos desarrollado e implementado muchas estrategias para lograr la tan ansiada fruta perfecta. Con ello debemos trabajar para lograr mejorar nuestra consistencia a lo largo del periodo que más nos favorezca.
Cuando hablamos de desafíos y oportunidades, muchas veces y en todo ámbito de la vida cuesta dar el primer paso. Siempre es el más difícil, no te saca del problema, pero al menos permite avanzar hacia una nueva oportunidad y mirar de forma objetiva lo que hay y comenzar a trazar el camino hacia adelante.
Mucho se ha dicho en las últimas semanas de lo que viene, menos kilos, buscar calidad, recambio varietal y consistencia; pero en realidad, y con profunda honestidad, el camino que viene es largo y no es fácil. Primero debemos resistir los tiempos que vienen con lo que hay. Para ello es muy importante pensar que eso es la primera oportunidad, es decir, buscar consistencia, cambiar estrategias, cosechar mejor, no exportar toda la fruta para mantenerse dentro de la industria y comenzar a abrir un espacio nuevamente hacia un “Chile, fruta de calidad excepcional”, o cualquier otro slogan que quieran utilizar, porque lo importante es mantener a nuestro comprador informado y decirle “vuelve por nuestra fruta, vamos a hacer el mejor trabajo posible para cumplir con la expectativa de la experiencia que buscas”. Finalmente, quien compra busca una experiencia, un momento agradable y buen recuerdo para fidelizar.
Pequeños y grandes ajustes
Ya sean cambios en pequeñas estrategias de la cadena de cosecha, en huerto, podas, menor carga, manejos de pre cosecha, etc., lo importante es generar compromiso en los equipos y buscar lo que aplique a mi situación particular, no lo que hace el vecino. Establecer medidas correctivas de corto plazo. Segregar y en base a ello hacer una segunda lectura de los procesos. Debemos ser tremendamente autocríticos y conscientes de lo que embalamos y exportamos.
Si una fruta no da o no viaja, no embalar; ¿para qué sumar costos si no vamos a llegar? Ya los márgenes son demasiado estrechos. Los costos han subido considerablemente en los últimos diez años y hemos sumado otros que al inicio no existían en la cadena productiva. Es como una tradición, cuando se cosecha todo tiene calidad “China”. ¡Necesitamos un cambio de mind set! Como industria ya no podemos darnos el lujo de tener fallos en el proceso.
No podemos pensar que una bolsa, una atmósfera al contenedor o una línea de procesos automatizada va a lograr lo que hace una buena segregación y selección, o una caminata al huerto previo a la cosecha para determinar qué vamos a cosechar, cuándo y cómo. El detalle de los procesos en huerto, sumado a una exhaustiva y minuciosa cosecha, va de la mano con un buen manejo de la postcosecha. En postcosecha, en frío solo podemos preservar la condición con que llega la fruta.
La determinación de un correcto índice de cosecha, por variedad y zona productiva, es una base que no podemos evadir. Necesitamos determinar y caracterizar comportamientos: es fundamental iniciar procesos con información que nos permita la correcta toma de decisiones. A partir de ello iniciar la cosecha, y procesos posteriores; hoy la firmeza ya no es la base, necesitamos más información que nos diga cómo se está comportando nuestra fruta. Eso es clave para ser competitivos y lograr reposicionar a Chile como país proveedor de fruta que mantiene consistencia durante la estación productiva, ya sea un mes o cuatro meses.
Si avanzamos hacia procesos más conscientes, con mayor detalle, información actualizada por temporada, zona y variedad podemos tener una oportunidad de lograr un cambio interno en nuestra industria nacional, que se vea reflejado en lo que llevamos al mundo, para que seamos considerados dentro de las preferencias de los consumidores. Si lo vemos de esa forma suena complejo, pero una vez que logremos avanzar y analicemos cómo podemos mejorar, podremos ver las oportunidades que se abren.
La logística, una combinación de tecnologías, cualquiera sean, y el manejo correcto del frío son etapas de la cadena productiva que solo tienen un efecto positivo sobre la fruta si se trabajan de la forma correcta y cuando logramos llegar con una condición y consistencia correcta. Es una cadena productiva, por lo tanto cada etapa es dependiente de la anterior, nada es aislado.
Fortalezas, tenemos muchas. Siempre hemos tenido largas distancias, hemos viajado con nuestra fruta y por eso tenemos tremenda experiencia y grandes técnicos. Oportunidades, existen. Debemos trabajarlas para lograr volver a consolidar a Chile dentro de una ventana productiva como país productor de fruta de calidad. El consumo mundial sigue creciendo y los países productores también. El tiempo para el análisis se terminó, ahora llegó el momento de actuar.
MundoAgro