El 30 de septiembre se dará existencia formal a la Junta de Vigilancia del río Biobío

La emergencia sanitaria por el coronavirus no fue impedimento para que la Asociación de Canalistas Biobío-Negrete siguiera empeñada en trabajar para dar forma a un anhelo que se viene planteado desde principio de los años ´90: crear la junta de vigilancia del río Biobío.

Se trata de una labor nada de sencilla. Es que la cuenca de ese curso fluvial es una de las más grandes del país. Nace en las lagunas Galletué e Icalma y termina en la desembocadura en Concepción, con más de 380 kilómetros recorridos desde cordillera a mar.

Aunque el Covid-19 supuso postergar reuniones agendadas con antelación con varios titulares de derechos sobre las aguas del río y sus afluentes, igualmente el miércoles 30 de septiembre ocurrirá un hito relevante: se firmarán las escrituras de constitución con los estatutos trabajados en estos dos años por los usuarios de la cuenca.

De esta manera, formalmente existirá la junta de vigilancia que permitirá hacer un uso racional del recurso, con participación de todos aquellos con intereses sobre el agua disponible.

Juan Vallejos Carle, administrador de la Asociación Canal Biobío Norte, explicó que el desafío es "tener tuición sobre toda la cuenca, de punta a cabo, incluyendo a sus afluentes. Entonces, eso es una cosa que es tremendamente importante y que, en el futuro, nos permite hacer una gestión integrada de los recursos hídricos que es a lo que aspiramos".

Y tiene una particularidad: su origen no está dada por una condición de crisis debido a la merma del agua disponible. "Debe ser de las pocas juntas de vigilancia, acaso no la única, que se forma de manera voluntaria", destaca Carle.

La idea, explica, "viene de hace muchos años cuando se trató de formar pero la legislación, las circunstancias y poner a toda la gente de acuerdo, siempre fue un problema. Además, el proyecto de carreteras hídricas para sacar aguas del Biobío hacia el norte fue un gatillante de este proceso de formación de la junta de vigilancia".

Es que, a su juicio, "estamos en un desamparo de que proyectos de ese tipo o de cualquier otro lleguen a sacar agua de la cuenca con los perjuicios para los usuarios y el medio ambiente. Hoy no hay una entidad que convoque a los usuarios de la cuenca".

Sin embargo, Vallejos reconoce que aunque "tenemos un quórum muy alto en volumen de derechos de agua, aún no falta mucho avanzar en la cantidad de titulares de derechos de agua. Hay muchos pequeños titulares de derechos de agua, comunidades de agua constituidas hace mucho tiempo que funcionan y a veces no, algunas son muy precarias, otras son más importantes pero que están metidas en todos los riachuelos de la cuenca y que debemos sumarlos".

En ese sentido, señala que "si bien es cierto que nos falta el requisito de la cantidad de titulares de derechos de agua para lograr el 50% de los usuarios de la cuenca, a partir de un requisito establecido en el Código de Aguas para registrarnos, el nacimiento de este proyecto será con las escrituras de constitución y con los estatutos trabajados en estos dos años por los usuarios de la cuenca".

De esta manera, añade, "tenemos serias aspiraciones en generar información que nos sirva para dar conocimiento sobre lo que sucede en nuestros ríos, nieves, lagos, aguas subterráneas y con esos tomar acciones que vayan en la dirección correcta para proteger nuestro recurso".

Es que, como señala, "por un lado, los regantes nos preocupamos de tener el agua en el verano, por otro lado, las hidroeléctricas les interesa tener agua cuando les pagan el mejor precio y generan de acuerdo a lo que a ellos les conviene. Lo mismo con la industria. Todo esto, que se hace de manera unisectorial, lo queremos abordar de una manera multisectorial para darle más sustentabilidad a la cuenca".

La Tribuna