"Como país no nos hemos hecho cargo del problema de escasez hídrica"

Analizar el escenario hídrico de Chile es por demás complejo. En principio, porque incluye muchos matices, en donde la situación no es igual para todas las regiones pero tampoco para dos agricultores vecinos, que pueden tener distinto acceso al recurso, tal es el grado de heterogeneidad. Más de 1.200 ríos, cerca de 13.000 lagos y lagunas, y unos 24.000 glaciares repartidos desde Arica a la Antártica es lo que ubican a Chile como poseedor de la tercera reserva de agua dulce del mundo y lo posiciona con un gran potencial hídrico. Pero se sabe que no basta con un potencial, hay que saber aprovecharlo. Y ante semejante desafío y en medio de constantes debates por el aprovechamiento del recurso entrevistamos a Felipe Martin, gerente general de MÁS Recursos Naturales y presidente de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje, AGRYD.

Algunos expertos internacionales sostienen que estamos viviendo una emergencia hídrica y que no la estamos enfrentando adecuadamente, evitando que en un futuro el sistema colapse. ¿Lo compartes?

Si bien no comparto que estemos en una emergencia hídrica, creo que como país no nos hemos hecho cargo del problema de escasez que existe en Chile, donde debiera existir una preocupación permanente frente al tema, ya que Chile lamentablemente se ha dado un recreo demasiado largo, de 40 años, lo que nos puede llevar a que en un futuro próximo tengamos emergencias no sólo en una cuenca, o en dos o tres, sino en gran parte del territorio chileno. Este tema no se ha abordado con prioridad a nivel gubernamental ni privado, donde la única forma de tomarlo en serio es actuando y mediante la inversión.

¿Es decir que hay agua? ¿Cuáles son las medidas que debemos comenzar a desarrollar?

Hay agua, pero es un recurso que debemos empezar a cuidar mucho más, aplicando importantes cambios e implementando soluciones que permitan asegurar el suministro para la población y las actividades productivas. Algunos de estos cambios son administrar el agua de mejor manera -generando una cultura del agua, con mayor control y eficiencia en el uso del recurso-, generar conectividad, aplicar tecnología, agilizar la construcción de infraestructura hídrica -donde tenemos un déficit muy fuerte que limita toda la gestión del recurso-, y velar por una correcta planificación territorial, junto con empoderar a las organizaciones de usuarios.

La correcta gestión de los recursos hídricos es vital para el consumo humano, pero además para cumplir con nuestros objetivos a nivel país, ya que si bien en la actualidad tenemos una agricultura bastante sustentable y somos referentes a nivel mundial, necesitamos mejorar el uso y gestión del agua, para cumplir con nuestro objetivo de ser una potencia agroalimentaria a nivel mundial, lo cual repercute directamente en el desarrollo económico de Chile. Si queremos ser un país desarrollado, debemos aumentar la cantidad de estructuras de acumulación y distribución de agua, junto con implementar sistemas de monitoreo a distancia.

En cuanto a tecnologías para el uso eficiente del agua, ¿nos falta aplicar más inteligencia y aprovechar mejor los recursos existentes a nivel internacional?

Nos faltan tecnologías para el uso eficiente del agua en varias áreas. Por ejemplo, en sistemas de infiltración durante los periodos de invierno, donde el agua que corre por los ríos podría ser utilizada y acumulada tanto en embalses como en sistemas de acumulación artificial bajo tierra. Esto en Chile no se ha logrado incorporar, convirtiéndose en la principal deuda que tenemos como país, con una tecnología que en otros países es ampliamente utilizada para solucionar grandes problemas.

A lo anterior debemos sumar riego tecnificado, aprovechamiento eficiente de los recursos acuíferos, diseñado para saber cuándo, cuánto y cómo regar, como es el caso del riego por goteo, el cual permite un ahorro de hasta un 90%, y la implementación en todas las cuencas de sistemas de telemetría y telecontrol que ayuden a las organizaciones a tomar decisiones con información confiable en el minuto. Un ejemplo de esto corresponde a que en la actualidad Chile posee del orden de un 1.200.000 hectáreas regadas, de las cuales sólo el 45% es tecnificada, alcanzando una eficiencia entre un 80 a un 90%, versus la superficie no tecnificada con una eficiencia menor a un 20%, lo que conlleva a una pérdida de recursos muy fuerte y a que no aprovechemos políticas públicas gubernamentales que modernicen el área.

¿Por qué llegamos a estar al debe en cuanto a tecnología? ¿Es un tema de disponibilidad de recursos o de poseer una mirada pública-privada más estratégica y a largo plazo?

Hoy en día se requieren mejores políticas de coordinación interministerial que no limiten la ejecución gubernamental, donde además los bajos conocimientos a nivel gubernamental sobre el desarrollo de este tipo de tecnologías e infraestructura a nivel país, influyen en que no se avance correctamente, limitando que exista más apoyo y una mayor inversión privada y que finalmente el país se encuentre limitado en cuanto a plazos y sus respectivos avances.

Con respecto a la licitación y construcción de infraestructura hídrica, ¿estamos avanzando correctamente?

Chile está avanzando en sistemas de embalses, sin embargo debiéramos hacerlo más rápido. Resulta imprescindible que Chile tenga la infraestructura necesaria para acumular agua, y recuperar la capacidad de reservar el recurso para los meses de menor precipitación.

Lamentablemente esta es infraestructura de alto costo, donde su construcción compite con una carretera o un hospital. Por lo mismo un embalse que se demora 16 a 20 años en construirse, y que no da resultados hasta que se encuentre funcionando, hace aún más difícil la decisión de construcción por parte de autoridades, siendo inversiones difíciles de desarrollar.

¿Chile necesita una carretera hídrica?

Todos los países deben tener conectividad tanto en telecomunicaciones, transporte, energía, como también conectividad hidráulica. Sin embargo este es un plan estratégico que requiere inversiones elevadas con diversas tecnologías que se deben sumar para tener al país conectado. Para lograr esta conectividad es necesario incluir embalses conectados, sistemas de desalinización y sistemas de infiltración, que estén disponibles para transportar recursos de norte a sur o sur a norte, dependiendo en qué zona se presenten los problemas, como ha sido un año con la Región Metropolitana o al otro año en la Región de Coquimbo, para lo cual debemos estar preparados como país. El objetivo es poder reaccionar ante las necesidades que se presentan en el país, pero debe ser complementario a la reducción y eficiencia en el consumo del agua, en el cual podemos avanzar como sociedad tanto a nivel individual como industrial.

¿La desalación es una alternativa válida en nuestro país?

La desalación es una alternativa muy válida, utilizada actualmente por algunas compañías mineras y que, debiéramos tener a lo largo de todo Chile, siendo una real alternativa para la agricultura y otras industrias. Si bien posee un costo de operación más elevado en comparación a otras tecnologías, si la aplicamos junto a energías renovables no convencionales desde el principio de la inversión, puede ser bastante atractiva en cuanto a lo económico. Hoy se prevé que gracias a las mejoras tecnológicas y bajas en los costos de la energía y de la inversión de este tipo de sistemas, estos valores se puedan reducir a la mitad en los próximos 20 años. Debemos pensar no sólo en conectar el país, sino también en desalar en aquellos sectores donde se puede realizar sin afectar al medioambiente.

¿Chile carece de una adecuada planificación territorial?

Definitivamente falta y debe existir una mejor planificación territorial que permita definir el tipo de cultivo adecuado para el agua disponible en cada cuenca, es decir no asignando usos de la tierra a cultivos de altísima demanda hídrica en zonas donde el agua escasea, ignorando la disponibilidad de los recursos hídricos. En sectores como Petorca tenían 16.000 hectáreas de paltas y ahora debe haber aproximadamente la mitad. Haber evitado que existieran esas plantaciones y la entrega de derechos de agua a esa cantidad de hectáreas podría haber solucionado gran parte de los problemas que provocaron pérdidas de inversiones tanto públicas como privadas muy fuertes en el país. Sumado a eso una desorganización tremenda que ha llevado a que se echen la culpa diferentes industrias respecto al mal uso del agua cuando es falta de planificación y descuido de la supervisión de parte de la Dirección General de Aguas en el uso de los recursos. En Aculeo pasa exactamente lo mismo. Cómo una laguna que está destinada para diferentes usos, entre ellos el turismo, no tiene sus derechos de agua inscritos y regularizados, preocupándose de que exista sustentabilidad. Estos son temas que han provocado que existan diferencias artificiales de fondo y forma provenientes de distintas organizaciones, generando una desprolijidad. Sin embargo estos son problemas que ocurren en sectores puntuales de Chile, que erróneamente se han generalizado a lo largo del país.

Finalmente, ¿falta potenciar el rol de las Juntas de Vigilancia y de las Organizaciones de Usuarios?

Definitivamente. Faltan más Organizaciones de Usuarios y Juntas de Vigilancia bien constituidas, regularizadas y que tengan un rol coordinador fuerte. Debemos empoderarlas para que administren el recurso hídrico de la forma más profesional posible. Falta eficientar y acumular los recursos, además de distribuirlos de buena manera, con alcance para todos los usuarios no sólo para una parte y justamente los sectores con falta de planificación son los más débiles en cuanto a organización. Para esto se debe apoyar a las organizaciones de usuarios a constituirse legalmente, regularizar sus derechos y transferir capacidades, ya que son las organizaciones y los usuarios los reales llamados al uso eficiente del agua.

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