Activadores de progreso

Mejorar el desempeño de las explotaciones agrícolas, de una manera limpia y amigable con el medio ambiente, es en la actualidad uno de los mayores desafíos que tienen por delante los productores del país. Si bien en el último tiempo han surgido varias alternativas tecnológicas para alcanzar este objetivo, son los bioinsumos los que por estos días están ganando más espacio en el mercado.

En ese sentido, una de las alternativas que más ha llamado la atención de los expertos es EM (TM), una tecnología que basa su funcionamiento en la acción de un consorcio de microorganismos benéficos pertenecientes a tres géneros principales "bacterias fototróficas, levaduras y bacterias ácido lácticas", que al entrar en contacto con la materia orgánica del suelo, mediante un proceso fermentativo generan dos efectos: llevan a cabo un balance microbiológico y secretan sustancias beneficiosas como vitaminas, ácidos orgánicos, hormonas, enzimas y fundamentalmente sustancias antioxidantes. "El ecosistema enriquecido con estas sustancias favorece el desarrollo de los microorganismos benéficos del lugar. Una buena microbiología hace que los suelos se activen y sean más fuertes a plagas y enfermedades. Esto, a su vez, lleva a que las plantas tengan un mejor desempeño en su desarrollo radicular, vegetativo y productivo", asegura Ana Patricia Luengas, Gerente Técnico de BioPunto Ltda, empresa que comercializa esta tecnología en Chile.

En otras palabras, esta tecnología es capaz de mejorar las condiciones físicas (optimiza la estructura y la retención de agua, entre otras cosas), químicas (solubiliza los nutrientes y los pone a disposición de la planta) y microbiológicas (aporta microorganismos que ayudan a conseguir un equilibrio) del suelo, lo que promueve la germinación, reproducción y floración de la planta, logrando que produzca más y mejor.

APUESTA POR LA JUVENILIDAD

Uno de los que mejor conoce los beneficios de esta tecnología es Cristián Gwinner, gerente de frutales y sostenibilidad de Matetic Farms, quien luego de ver la experiencia de otros productores decidió dar la orden de que se aplicara EM(TM)-1® en un huerto de arándanos de 20 hectáreas de la compañía, ubicado en Casablanca, Región de Valparaíso.

Si bien el ejecutivo no tenía dudas de que con la tecnología se lograrían buenos resultados, reconoce que le sorprendió comenzar a ver avances a los pocos meses. "Lo primero que notamos fue que en términos de crecimiento vegetativo había una mayor renovación de cañas basales. Así, por ejemplo, si normalmente en el huerto se generaban 2 a 3 cañas nuevas por planta cada temporada, luego de la aplicación de EM(TM)1®, se lograron entre 6 y 7", indica. Lograr una alta renovación de cañas basales permitirá mantener un huerto de arándanos en un estado de mayor juvenilidad.

Pero los beneficios no se quedaron allí: una porción de la superficie plantada con la variedad Brigitta "que fue la única que recibió aplicaciones vía suelo y foliares" registró un importante incremento en su producción, que pasó de 14 a 18 toneladas por hectárea, una cifra que, según Cristián Gwinner, jamás se había registrado en ese lugar.

"En las otras variedades como Jewel y Legacy, en las que por una cuestión de avance en su desarrollo no recibieron aplicaciones foliares, tuvimos un importante crecimiento de tejido verde. Además, la estructura de las plantas era mucho mayor a la que acostumbrábamos ver", comenta.

Por lo mismo, en la empresa tienen contemplado ampliar el uso de la Tecnología EM(TM) a un nuevo proyecto de arándanos, pero también en otras de las áreas de negocios que desarrollan, como la ganadería. "La idea es aplicar la tecnología tanto en las camas de engorda del feedlot como en los maíces que se usan para el ensilaje. También nos gustaría usarla en el agua de bebida de los animales, con el fin de evaluar sus resultados", advierte Cristián Gwinner.

CONTRA LOS NEMÁTODOS

Tal como ocurre en Matetic Farms, en el equipo de Viña San Esteban están encantados con los resultados de la Tecnología EM(TM). Comenzaron a usarlo hace algún tiempo, cuando la compañía buscaba alinearse con los requerimientos del Código de Sustentabilidad del Vino de Vinos de Chile.

"Empezamos las aplicaciones en viñedos de la cepa Chardonnay, los cuales tenían suelos tremendamente pobres e importantes problemas de nemátodos (Xiphinema). De hecho, en esos momentos teníamos poblaciones que superaban los 1.000 ejemplares por cada 250 gramos de suelo", comenta Gabriel Moraga, gerente agrícola de Viña San Esteban.

A tres años de eso, el agrónomo asegura que la situación ha mejorado de forma notable, especialmente desde el punto de vista de las raíces, las que se ven más sanas, sin la acción aparente de los nemátodos. Pero eso no es todo: los beneficios de las aplicaciones se han notado también en la productividad de los viñedos. Así, por ejemplo, desde que se empezó a usar EM(TM)1® se pasó de un rendimiento de 8.000 a 10.000 kg/ha, lo que se suma a la buena expresión vegetativa que evidencian las plantas. Por lo mismo, los planes de la compañía para las próximas temporadas son continuar con las aplicaciones para mantener a raya el nivel de nemátodos y agregar al programa cuarteles con otras variedades, como Red Globe, que presenten problemas similares. "Eso sí, esta superficie debe tener una cantidad de materia orgánica suficiente, que será lo que le permitirá a los microorganismos benéficos proliferar en el suelo", advierte Gabriel Moraga.

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