SAG levantó cinco áreas reglamentadas por polilla del racimo de la vid en sectores rurales de la Región del Biobío

Cinco áreas reglamentadas por la polilla del racimo la vid fueron levantadas por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Biobío, luego de verificar el cumplimiento de las acciones y procedimientos de erradicación de Lobesia botrana, beneficiando a 10 productores/as de uva y cinco de arándanos.

"Para levantar un área reglamentada por esta plaga se debe verificar su ausencia por seis ciclos biológicos a través de prospecciones y revisión de trampas específicas para Lobesia botrana, lo que se cumplió en el sector Larqui Poniente, que involucra a las comunas de Bulnes, Chillán y Chillán Viejo; el sector El Cortijo en la comuna de Los Ángeles; sector Quinel en las comunas de Cabrero, Yumbel y Quillón;  sector Paso Hondo en las comunas de Cabrero y Yumbel y en el sector Villa Mercedes de la comuna de Quilleco", destacó Jaime Peña Cabezón, Director Regional del SAG de Biobío.

Asimismo, explicó que "en estos sectores se aplicaron medidas para controlar y erradicar la plaga, como por ejemplo la instalación de emisores de confusión sexual, control químico y control del movimiento de uva, entre otras acciones, lo que permitió levantar las áreas reglamentadas en 280 hectáreas de vid y 52 hectáreas de arándanos, lo cual es una muy buena noticia para el sector frutícola de nuestro país".

Actualmente en la región existen 104 áreas reglamentadas, en las cuales se encuentran 2.221 productores de vid, con una superficie de 4.591.2 ha, lo que representa un 32,7% del total regional; y 330 productores de arándanos, con una superficie de 2.858.8 hectáreas, que corresponde al 55,2% de la superficie regional.

Para evitar la dispersión de la plaga el directivo del SAG llamó a la comunidad regional a no trasladar uva, leña de vid o restos de poda, sin la autorización del SAG, ya que esta es una de las vías de mayor probabilidad de diseminación de la plaga.

La Lobesia botrana es plaga, originaria de Europa, que ataca a los viñedos y su larva provoca un daño directo al alimentarse de los racimos, produciéndose una pudrición y deshidratación de las bayas, situación que hace disminuir la calidad del fruto y el rendimiento de la viña.

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