El maíz complicado por lluvias y precios

Gastón Meynet tiene un ojo puesto en los pronósticos meteorológicos. A fines de septiembre el agricultor de Negrete, en la Región del Biobío, debería haber comenzado a sembrar maíz. Sin embargo, como los suelos estaban muy húmedos -las lluvias no respetaron ni las Fiestas Patrias- el productor postergó la labor hasta comienzos de octubre. Llegó el décimo mes del año y con él nuevas precipitaciones. De nuevo el trabajo se puso en pausa.

Una tercera semana de retraso, si las lluvias no se van, complicaría los resultados de Meynet.

El maíz tiene un ciclo de 180 días de siembra a cosecha. La posibilidad de lluvias otoñales no hace aconsejable avanzar mucho en abril para cosecharlo. A eso hay que agregar un mayor costo de procesamiento para dejarlo apto para la venta.

-Si siembra muy tarde, el maíz no se alcanza a secar lo suficiente -señala Meynet.

Este grano entra en guarda cuando tiene 14,5% de humedad. Bajar uno por ciento por kilo requiere invertir $1,5. Llevado a un potrero, alargar el retraso actual puede significar un gasto extra de 200 a 300 mil pesos por hectárea.

Con un precio del maíz que hoy transita por el piso en años, la posibilidad de nuevos recortes en los ingresos no es bienvenida.

-Los precios internacionales de los granos están deprimidos. Por eso la producción de maíz, año tras año, va en baja en la zona central pues hay alternativas más rentables. Se está trasladando hacia el sur, aunque no alcanza a compensar la caída como país -afirma Patricio Crespo, maicero y presidente de la Federación de Juntas de Vigilancia de la Sexta Región.

Crespo estima que en la actualidad cerca del 40% de las necesidades chilenas de maíz son provistas por los agricultores locales, mientras que el resto debe importarse.

Eso sí, aunque no tenga la importancia de antes, sigue teniendo un importante peso económico en el agro. El Instituto Nacional de Estadísticas estimó que para el año agrícola 2017-2018 se sembrarán 94.136 hectáreas, lo que lo convierte en el tercer cultivo extensivo más grande, luego del trigo y la cebada.

Crespo afirma que este año él debería sembrar entre 200 a 250 hectáreas de maíz en su campo de la Región de O'Higgins. Hace un lustro rondaba las 350 hectáreas del grano.

El dirigente explica que los suelos marginales, con menores aptitudes agrícolas, están quedando destinados para el maíz.

Precios a la baja

Por estos días los maiceros no solo tienen al clima en contra. El mercado también les está jugando una mala pasada.

Usualmente el precio del grano en plena cosecha, el momento en que hay más oferta, es más bajo que el del resto del año. Esa es la razón por la que muchos maiceros invierten en sus propias plantas de secado e infraestructura de guarda.

Sin embargo, por estos días el maíz se cotiza entre los $120 a $125 el kilo. En la cosecha llegó a los $130 el kilo.

-Las ventas han estado lentas y algunos productores comenzaron a impacientarse. Salieron a vender pues necesitan el capital para iniciar el nuevo período de siembras -afirma Gastón Meynet.

Patricio Crespo explica que el precio del maíz en Chile recibe un doble golpe.

Por un lado, los valores internacionales están pasando por un período de baja; por el otro, se suma la caída del dólar, lo que hace más baratas las importaciones. De hecho, si se toman las cifras de Cotrisa, el costo alternativo de importar un quintal de maíz desde Argentina llegó a $11.837 a fines de septiembre, 8% de baja respecto de fines de abril.

Altos Stocks

En julio el mercado dio un respiro. Las noticias de que las lluvias de EE.UU. eran menores a lo usual hicieron que los compradores salieran de su letargo esperando un daño a la producción maicera de este país, el principal productor y exportador del mundo. Sin embargo, el alza fue momentánea, hasta que el ritmo de precipitaciones se recuperó en agosto y el susto pasó.

Luego apareció el USDA, que reveló que a comienzos de septiembre los stocks de maíz de EE.UU. habían alcanzado los 58 millones de toneladas, la mayor cifra en 30 años para esa época.

Es el resultado de varios años de buenas producciones al hilo en ese país. De hecho, en EE.UU. se logró un promedio de casi 11 tonelada por hectárea, bastante por arriba de las 10,3 toneladas promedio de la última década.

Con cerca de un cuarto de la cosecha de maíz lista en EE.UU., se estima que la producción llegará a un promedio de 10,1 toneladas por hectárea. Aunque se trata de una cifra relativamente baja, no alcanza para mover el mercado debido a los grandes stocks disponibles.

En Cotrisa dicen que desde mediados de julio se observa una tendencia bajista en los precios internacionales del maíz. Los actuales precios FOB de EE.UU. se sitúan en US$ 156 la tonelada, inferiores en 5,2% respecto del promedio de julio pasado y 6,5% respecto de octubre del año anterior. En el caso argentino, los actuales precios FOB están en el rango de los US$ 150 la tonelada, lo que permite concluir que son inferiores en 3,6% a los valores observados en julio pasado y en 14% respecto de lo observado en octubre del 2016.

La tendencia de precios descrita no está en sintonía con el comportamiento de los fundamentales de oferta y demanda de maíz que permiten explicar este mercado, ni tampoco está alineada con otros indicadores relevantes como es el índice dólar. Más bien responde a una sensación de sobreoferta del cereal, situación que objetivamente algo se ha revertido, sin dejar de considerar la existencia de un mercado holgado -afirma Iván Nazif, director de Cotrisa.

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