Cómo realizar un monitoreo adecuado en vacas de preparto

10 enero 2017

Durante el periodo previo al parto, es fundamental entregarle a la vaca el total de sus requerimientos. Esto, a fin de cuentas, redundará en múltiples beneficios para el negocio lechero, los cuales se evidenciarán en contar con un ternero más fuerte y una vaca que terminará por producir mayor cantidad de leche en el futuro. Para lograr este objetivo, existen diferentes estrategias de monitoreo.

Y es que el secado es el comienzo del preparto, periodo en donde la vaca comienza a prepararse para dar a luz y el feto continúa creciendo a alta velocidad. Esta fase en la vida del animal está estrechamente relacionada con la lactancia. De hecho, según el Dr. Pedro Meléndez, médico veterinario, asesor lechero y profesor de la Universidad de Missouri de Estados Unidos, los efectos de no realizar un adecuado secado de la vaca repercutirán directamente en su producción de leche futura, pero también en su fertilidad y rentabilidad.

"La palabra monitoreo es clave para la producción lechera. Es saber dónde estamos parados; son las estrategias de evaluación y medición de parámetros puntuales y específicos, que nos permitirán saber qué tan bien hacemos el manejo o qué tan lejos estamos del óptimo", explica el asesor.

Monitoreo certero

De acuerdo al experto, cuando las vacas se encuentran en el periodo de secado, suelen ser alejadas del rebaño y dejadas sin monitoreo, quedando al final de este periodo, por lo general, en condiciones inadecuadas. "Los que se olvidan de las vacas secas, están equivocados, porque aquí es donde parte la verdadera lactancia. Todo el preparto es el periodo más importante para tener éxito en la lactancia futura", asegura Pedro Meléndez.

La vaca debe secarse 60 días antes de la fecha probable de parto. A partir de allí, deben plantearse dos etapas: el secado temprano, que incluye los primeros 40 días, y el secado tardío, que comprende los últimos 20 días.

En el primer periodo del secado, se le debe entregar a la vaca un ambiente óptimo y una alimentación básica, con el fin de que gane peso de forma leve y, a la vez, no pierda. Al empezar el día 41, las vacas comenzarán el periodo de secado tardío. Durante esta etapa será sometida a una lactancia mediante la entrega de concentrados en pequeñas cantidades (1/3 a lo ofrecido en lactancia) para que su rumen se acostumbre este tipo de alimento. "Aquí se les debería dar a las vacas los mismos ingredientes que les entregaremos en el posparto, aunque en pequeñas cantidades, con el fin de preparar su rumen a la alimentación que tendrán una vez paridas. Sin esto, es probable que la vaca desarrolle alteraciones digestivas, incluyendo una acidosis, que incluso puede llegar a matarla", indica el veterinario.

Condición corporal

Al someter a la vaca a parámetros de evaluación de forma periódica se contará con la ventaja de poder remediar cualquier dificultad inesperada, y que se haga evidente a través de los resultados de los exámenes, que aparezca.

Dentro de los puntos a evaluar, el más importante es la condición corporal del animal, en donde se miden sus reservas de grasas. Con esta evaluación, se puede determinar a tiempo si la vaca se está secando gorda o flaca, por lo que se contará con el tiempo suficiente para ajustar su dieta.

Esta información, además, permitirá generar un grupo de vacas gordas al secado, para darles una alimentación distinta (de mantención) y evitar sobre engrasarlas. "En el caso de las vacas que pasan a secado y se encuentran muy flacas, recomiendo ponerlas de inmediato en el preparto o secado tardío, ya que en este grupo están pasando los últimos 20 días antes del parto y comen una ración con concentrado. Así, las vacas flacas pasan los 60 días del periodo seco en ese grupo con alimentación, con concentrados, y pueden recuperar su condición corporal. Por lo tanto, la condición corporal al parto y al secado son uno de los puntos críticos del monitoreo", enfatiza Meléndez.

En el caso de las vaquillas, por lo general, llegan al periodo de preparto un tanto pasadas, especialmente en la zona centro, donde se les alimenta con ensilado de maíz y alfalfa. En la zona sur, en cambio, por lo general la alimentación estará basada en pradera, lo que generará que las vaquillas demoren más en ganar peso. Esto, en rigor, determinará que lleguen con una mejor condición corporal al parto. "El gran desafío en la zona central es que seamos capaces de lidiar con la obesidad de las vaquillas, producto del tipo de alimento que tenemos", expone el asesor.

En el caso de las vacas de segundo o más partos, es indispensable respetar los 60 días de descanso. "Tengo la experiencia de secar vacas con producción de hasta 40 litros al día y es lo que recomiendo para un mejor resultado", agrega Pedro Meléndez.

Y es que de acuerdo al experto, no respetar los días de descanso, implicará que la lactancia siguiente de la vaca sea menor. "De hecho, existe gente que ordeña más días, ya que la vaca sigue dando mucha leche, y termina con 20 o 30 días de descanso para producir un poco más. El problema es que eso es pan para hoy y hambre para mañana", dice el especialista.

Lo concreto es que al no darle el descanso necesario, la siguiente lactancia se verá afectada, por lo que es importante que el productor entienda que en el periodo de secado la vaca no sólo descansa y que el feto está creciendo de forma exponencial los últimos dos meses, al igual como lo hace la glándula mamaria, que comienza a desarrollarse y a diferenciarse nuevamente. De hecho, existen una serie de cambios fisiológicos potentes que no se perciben y que muchas veces llevan a los productores a dejar a la vaca en el olvido.

Así, una vaca que llega bien al secado, es decir, con una condición corporal evaluada entre 3 y 3.25 debe ser alimentada durante los primeros 40 días con una dieta moderada. En la zona central, por ejemplo, se le podría proporcionar ensilaje de avena, con avena que esté un poco pasada, es decir, tenga aproximadamente 10% a 12% de PC y energía moderada. Por el contrario, se debe evitar darle ensilaje de maíz o alfalfa, con el fin de que no engorde demasiado.

En el sur, en cambio, la situación es diferente, ya que la vaca tiene a disposición la pradera. Por lo mismo, tendrá alimento suficiente para los primeros 40 días, salvo que existan condiciones invernales muy severas. La vaca seca en condiciones de frío tendrá que ser suplementada, de acuerdo a un cálculo que se debe basar en el monitoreo.

"Todos los días hay que ir y revisar los comederos de las vacas en preparto. Si dejan comida, quiere decir que se les está dando mucho alimento, por lo que se requiere regulación. Al contrario, si los comederos siempre están vacíos se debe analizar la posibilidad de darles más. Monitorear los comederos debe ser una actividad diaria", agrega Pedro Meléndez.

Otro factor importante a considerar dentro del monitoreo, es la entrega de minerales. De acuerdo al experto, este es uno de los olvidos más vistos a nivel de campo. En el caso del secado temprano, en donde se entrega una gran cantidad de fibra, existen opciones para entregar esos nutrientes, como los bloques de sal o comederos de sales minerales, con los cuales la vaca tendrá consumo voluntario para satisfacer su necesidad.

El pH de la orina

Cuando la vaca se encuentra a sólo tres semanas del parto y es movida al grupo de preparto o secado tardío, comienza a consumir el concentrado para acostumbrarse. Dentro de este periodo existen otras estrategias que se deben poner a prueba como la entrega de sales aniónicas, las cuales permitirán evitar la fiebre de la leche o hipocalcemia.

De hecho, lo ideal es que con las sales aniónicas se baje el pH normal de la orina, que se ubica entre 8,5 y 9, a una cifra de entre 6 y 7. De esta forma se acidificará un poco el organismo de la vaca y mejorará la disponibilidad de calcio. "El problema es que se puede ir al otro extremo, en el cual se acidifique tanto, que se produzca una acidosis metabólica capaz de matar a la vaca", advierte Pedro Meléndez.

Quienes utilicen esta estrategia de sales aniónicas, deben tener en consideración que es importantísimo medir el pH urinario a una submuestras del rebaño (ojalá al 15%-20% de las vacas del grupo de preparto), al menos una vez a la semana. Para esto, se pueden utilizar cintas reactivas, las cuales permiten medir, a nivel de campo, de manera rápida y fácil.

Otra manera de medir el pH urinario es tomar la muestra de orina limpia y conservarla refrigerada (hasta 48 horas) para ser medida con algún instrumento más preciso en el laboratorio, como el medidor electrónico de pH.

Score de la glándula mamaria

Cuando se entra al preparto, es fundamental, además, conocer la condición de la glándula mamaria y su evolución a través del tiempo, con el fin de evitar la enfermedad metabólica, conocida como edema mamario, que es muy común en las vaquillas.

Para evitar que esta enfermedad golpee la producción, es necesario chequear todas las semanas la condición de la ubre. Si ésta se encuentra hinchada, con líquido, es posible que exista la presencia de edemas mamarios. En ese caso, se debe ajustar la ingesta de sales dentro de la dieta y evitar suplementar sal común o bicarbonato a las vaquillas de preparto, con el fin de disminuir el contenido de sodio de la dieta.

Apostar por el confort

Como a lo largo de esta etapa la vaca pasa por un periodo delicado, es indispensable que se sienta lo más cómoda posible, con el fin de que pueda obtener buenos resultados. Y es que al no haber confort, la vaca disminuirá fuertemente su consumo de alimento, lo que repercutirá tanto en la condición corporal como en la incidencia de enfermedades en la madre y el ternero.

Dentro del confort se deben considerar medidas como proporcionarle sombra a la vaca para que se cubra del calor. Con esto se evitará que la vaca consuma menos alimento, tenga un parto prematuro y un ternero débil, y disminuya la incidencia a mastitis y otras enfermedades metabólicas.

El especialista indica que en el caso de la zona sur, durante época de lluvias, se suelen dejar a las vacas bajo techo, dentro de galpones con mala ventilación, lo que en rigor significará que respiren amonio, capaz de irritar todas sus vías respiratorias y producir neumonías. Por esta razón, es fundamental que cuenten con una buena ventilación.

Otro factor que se debe considerar es la disponibilidad de agua, la cual además debe cumplir con dos características básicas: calidad y cantidad. "Yo recomiendo analizar el agua, desde el punto de vista organoléptico y químico, en un laboratorio certificado, lo que nos permitirá saber si es dura o blanda, el contenido de sales totales, sulfatos, coliformes y metales pesados. Esto se debe hacer, al menos, cada tres meses o de forma semestral", indica el asesor.

También es enfático en recalcar la importancia de chequear los bebederos, al menos, una vez a la semana. Lo ideal es que éstos se encuentren completamente limpios, sin algas ni hongos, cuenten con sus flotadores en buen estado, y con suficiente agua para los animales. "Algo tan simple como un flotador en mal estado puede terminar perjudicando la producción. Hay que recordar que el 87.5% de la leche es agua", explica Pedro Meléndez.

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